13 jun 2011

¿Qué comen lxs cocinerxs?

“Tu vienes vendiendo flores, las tuyas son amarillas
Las mías de mil colores”
Coplilla popular Flamenca.



Ahí estaba. Esa imagen. Un bocadillo de jamón mordido, sin terminar, abandonado. Encima de un rollo de papel higiénico. ¿Qué hace ahí? ¿Por qué? Es la cena de los que hacen la cena. La tarde antes de la cena de aquella celebración, antes de empezar a cocinar, ella salió a recoger algunas flores frescas, a hacer las últimas compras: Hielo,  jamón del bueno, unas latas de cerveza y pan recién hecho. Con ello se prepara el bocata que le dará energías calóricas para hacer la cena, para dar de comerplacer a otros. La cena de las 80 primaveras de la Abuela Jacinta.

Ahora. Ahí está el bocadillo masticado, sin acabar, olvidado en una esquina de la cocina que es un hervidero de cosas, calores y aromas. Mas todo está en orden, todo bajo el control de L. Hay cinco fuegos funcionando ahora, tres de gas y dos de vitrocerámica, además del horno de gas, una pequeña barbacoa de brasas y una plancha, todo está bajo el control de L. Todo marcha. Los diez platos están ya dispuestos para la acción de emplatarlos. Las flores frescas desojadas coronan un plato como diademas de milflores. Antes de emplatar L., con su mandil rojosangretorosobrepielnegra, piensa en la primera poeta de lirica, piensa en Safo, en la islas de Lesbos y en el club femenino de musas que conformaban todas ellas, una especie de Aquelarre Helenístico “(…) Y a mis compañeras hermosos cantos / cantaré yo para alegrarlas” . Recuerda el texto de Safo mientras coloca en el plato amplio de cerámica blanca esmaltada un taco de agujapalá (pez espada). Recuerda los textos de Safo que la abuela le cantaba mientras le hacía trenzas: “las guirnaldas que tú trenzabas / y que entorno a tu tierno cuello / enredabas haciendo con flores mil”. Y sigue tarareando mientras coloca el alcaucil (alcachofa) recién salido del horno,  y a este unas gotas de agua de primer hervor ligadas con aceite de pistachos: “Yo no tengo, mi Cletis, de dónde / para ti conseguir ahora / la diadema de mil colores”.

Los platos van saliendo, los que cenan, reciben el aroma a pescado hecho en la plancha de hierro caliente. Y luego el olor volátil de los alcauciles. Mientras los ojos empiezan a comer del plato: la composición de las dos piezas, la vegetal verde oscura y la marina con tonos amarillos y tostados. Luego desde una sopera se sirve el líquido oro del caldo de la pintarroja, el aroma a marino con verduras es entonces ya amplio e intenso. El humo de sabor empaña las gafas de la abuela Jacinta, que sonríe de buena gana, su nieta sigue con la tradición familiar de aquel plato.

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