Un comentario sobre el segundo artículo aparecido en el periódico el País sobre este modo de dar de comer y la graciosa la casualidad del nombre “En mi casa o en la suya”[1]
Escena 1#
Comienza con la tristeza del tango, el bandoneón de Piazzola, -vuelvo al sur, como se vuelve siempre al amor, vuelvo a vos… te quiero sol… - Desgarradora la grave voz de Goyeneche.
Escena 2#
Lo de siempre, y no es la vuelta al amor, es el clásico de que solo existe lo “uno” y no lo “otro”:
Cada vez que hay un repo(r)taje sobre cocina sólo existe la cocina catalana o la vasca, y por supuesto Madrid (como en el fútbol, Guardiola o Mourinho). Eso sí, toda la nueva cocina española (catalana y vasca, paradojas de la política) se desvive por las tapas, no ahorran palabras en alabarlas, el modo de vida de aquí del sur, de la intimidad del sur, en imitar al sur…
¿Y de sus productos? Solo Huelva podría abastecer de los mejores manjares a las mejores mesas del mundo: sus sierras de cerdos ibéricos y sus formas de curarlos, las setas, las castañas y los frutos de los bosques, espárragos, tagarninas; O la costa del golfo de Cádiz: con la gamba y el langostino. Todo tipo de pescado de roca, corvinas y atunes, los magníficos peces planos como lenguados y la maravillosa y desconocida acedía; bivalvos, coquinitas y chirlas y berberechos que por aquí los regalan y se llaman verdigones. La campiña sevillana de secano de granos y girasoles, las dehesas de toros bravos y algarrobos, las vacas retintas de Cádiz, los paisajes de marisma y todo el arrozal del Guadalquivir, los grandes naranjales y otros cítricos o el fresón… Y la cultura subtropical de Málaga y Granada: aguacates, caquis, vides para las dulces pasas de la Axarquía; La gran huerta plastificada de Europa que supone Almería; o la más antigua denominación de origen en la península Ibérica: los vinos de Jerez, de todos los tipos, de todas las uvas, de mil sabores y los ligeros mostos del Aljarafe o los dulces mostachones de Utrera, tortas de aceite y bizcotelas, alfajores y polvorones de Estepa y el inmenso olivar de Córdoba y Jaén, cultivo presente en Andalucía desde hace más de dos mil años, en tiempo de los romanos… que en la actualidad da varias denominaciones de origen que hacen que la pringue llegue a ser un placer divino, el oro líquido… vuelvo al sur.
Escena 3#
Todas estas tierras, son de señoritos que viven en Madrid, Valencia, Barcelona…
Escena 4#
¿Por qué no investigar algo más a la hora de escribir un artículo, por qué no salir de los tres lugares ya nombrados?. No es que una quiera salir en la prensa burguesa, pero si creemos que si solo son Barcelona y Madrid las ciudades que aparecen constantemente, estamos faltando a la verdad, es decir a la belleza en términos clásicos. En la conexión Nueva York, Londres, Barcelona, Madrid y otras ciudades marca, nunca se entenderá la realidad creadora que es y está deslocalizada…
Creo además que podemos elevar la voz ya que el silencio a veces se parece a la estupidez y sobre todo porque nuestras acciones de entucasaoenlamia son una forma de huelga humana, ajenas al capital, estamos en nuestras cenas fuera de la lógica económica; es una economía libidinosa donde nos damos en dar placer a través de la gastrosofía. Eso nos hace ser libres y que prefiramos a Pirelli antes que a Michelin.
Y animamos a todxs los que están haciendo de la comida una celebración en tu casa o en la mía o en los parques y las calles a seguir en ello, puesto que es puro placer experimental.
[1] Desde marzo de 2010 se vienen celebrando las veladas gastrosóficas en las que el salón de un piso particular es convertido durante una noche en un restaurante a-legal, en el que 10 personas comparten mesa y son deleitadas con un extenso menú de degustación de 23 platos. Las condiciones de asistencia son nos ser tiquismiquis con la comida, traer cada uno su vino y no venir en grupos de más de 4 personas. Parte de la magia se sirve desde la cocina, el resto es creado directamente por parte de los comensales en la mesa.
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