30 oct 2011

GRAFITI DE HUEVO ELÍPTICO (ARZAK)

A Ramón y Bego, puro vasco


Abrimos con este post un espacio a los grandes restaurantes (reconocidos) de España, y de sus cocineros que nos llevarán a realizar una serie de reflexiones en torno a eso que se viene en llamar la alta cocina y la gastrosofía. Hemos tenido la suerte, las ganas de comer, y los ahorrillos para disfrutar en algunas de las mejores casas de comidas en España. La primera de relevancia que visitamos fue el restaurante de Arzak en mayo de 2005, en Donosti. Luego hemos seguido ahorrando, invirtiendo y disfrutando en la Hacienda Benazuza de Sanlúcar la Mayor – Sevilla de Adriá-Morales  en 2008 y en el Celler de los hermanos Roca este verano del 2011 en Girona, por nombrar los más condecorados. Cada tres años un tres estrellas

                                                                                                                                                                                             ARCHIVO PASCUAL MARIN

Arzak fue la primera de las experiencias en un lugar de este tipo, por lo que jugaba con esa ventaja de “primera vez”. Tras unos vinos por el casco viejo de San Sebastián y la visita al bello espacio público del frontón de la plaza de la Trinidad, uno de los sitios urbanos que más pasión me provocan, ¿cómo llamarlo? ¿Plaza? Es el sitio de lo Común, y diría más diría de lo Común Vasco. ¿Cómo se puede representar a todo un pueblo a través de una arquitectura pública? Pues, a mi entender, en ese espacio está representado. A final de los setenta, una serie de jóvenes cocineros de la región decidieron que se podía representar a toda una cultura a través de la comida y fundaron la nueva cocina vasca, siguiendo a sus mayores franceses que lo habían realizado unos años antes. Ahí estaban Arzak, Pedro Subijana, Karlos Arguiñano, José Juan Castillo, Fombellida, Ramón Roteta, Patxiku Quintana...

Llegada al barrio de Intxaurrondo (que significa nogal en euskera), en el que se encuentra el restaurante, paseando por las cuestas y los paisajes de los monte y Cantábrico de San Sebastián mientras nos comemos una bigarillos con su alfiler comprados en el puerto. Somos seis, Ángela, Ramón, Begoña, Lilian, yo  y una ausente, Lorea. A la salida, para la digestión, otro paseo por la olas y el oxido derramado pintando sobre la roca de la rosa de los vientos. 

¿No hay acaso un común entre (algunos de) los platos de Arzak, el espacio público de la rosa de los vientos entre la roca y el mar, los toros de Altamira y la nada de Malevich? ¿Son acaso los colores, las texturas y los sabores de estos lugares un común?





Como no hay ninguna intención de escribir una crítica al uso, no es nuestro estilo ni la intención de este post, solo diremos que comimos no bien, sino mejor y que una comida de este tipo no solo depende de la cocina, sino que depende también y mucho del trato que se recibe.  La maître nos entendió como pocas veces y nos preparó un menú de degustación a la carta para nosotrxs por lo que pudimos probar de todo. Y las tres botellas de  Remelluiri hicieron el resto. Tándem perfecto para una comida mágica, buena compañía en la mesa, manjares exquisitos desde la cocina, alcoholes y buen trato, ¡que más se puede pedir!

¡!Qué bien se come en Euskadi, coño!!

Cuando nos íbamos me colé en la cocina y allí al fondo el chef con gafillas de antiguo tendero mirando papales me enseñó amablemente su espacio de trabajo. Días después le envié esta misiva a mano y por correo ordinario.



Decía lo siguiente:
Estimado señor arzak,
He (hemos) tenido la suerte y el placer de comer en su casa con su equipo: Un gustazo.

De la reinvención del huevo.
                               GRAFITI ELIPTICO

Hace tiempo que pienso que hay “artes” que necesitan de un esfuerzo salvaje para aportar algo. La pintura está entre ellas. ¿Quién pinta? ¿Qué más se puede pintar? Ya malevich hace casi 100 años pintó el cuadro blanco sobre fondo blanco, hizo la nada en la pintura.

Su Güevo (y su nombre o título) me hizo pensar en la pintura mientras comía. ¿Comer pintura?
¿No es acaso un güevo escalfado una comida de la infancia, un alimento nocturno?  ¿No pintan los grafiteros al calor de la noche?

En sí es un antigrafiti… ya que acaba por desaparecer. A base de mojar pan.
Fue en Berlín, donde, en el MauerPark, un grafitero
Hacia su obra a base de
Sustraer tozos de otros
Grafitis ya ocultados en el
Tiempo. Era un grafitero
Que no aportaba material,
Sino que lo extraía.
Nosotros y los niños dejamos el
Plato en blanco
          (Para el siguiente)
Qué decir:

        ¡DISFRUTÉ UN HUEVO!







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