24 sept 2012

RAMON

RAMON
La carpa debe ser de agua viva, si es de estanque,
aunque sea de estaque de Luis XIV, sabe a cieno.

Emilia Pardo Bazán “ la Cocina española Antigua”.


Los churumbeles alrededor del tío Raimundo, el Borrico, Gitano patriarca se arremolinan en los remolinos del rio, -cuidaico que no sabes nadá-. Nadá es lo que hay en sus cerradós`tomagós

El hambre arrecia,  el rio recia…

Barros marrón turbulento rían rápidos y en las márgenes del rio grande, los picharielos conocen el arte de la pesca: Pa´mata el hambre que mata.
                                                               Albures llegan, carpas  van.
                                                               A Esturión, angula y camarón los esquilma la química moderna que quita la gana, que da la pena. Desarrollo divino, por la gracia de dios. ¿Qué acabarán por comer los Albures? La marea sube y vienen saltando desde la Isla Mayor para acabar en el adobo de la chabola cerca del cementerio, allí las comeremos hoy.
                                                                Hoy albur real, un manjar.
                                                                Mañana carpa infecta, nuestra piel dirá.
                                                                El rio es una ciénaga, la carpa alergias dá.
La máma vinagre hace beber a las carpas vivas quen´el cubo llevamos al poblucho muy poblado de pieles cobre, hambre y piojos. Hoy las abrimos en dos. El cisco que la noche aplacó. El cisco que con la noche luchó. El cisco que el reuma de la sangre aletargó, aún con sabor de alhucema cocinará en sus fuego revivos, el pez pescado; la brasa cinabrio dorará sus espaldas pescadas; con un majito de vinagre, pimentón, ajito y perejil  se adoban reposándolas mientras el pellizco del hambre es ya más grande quel´de sal.
                                                               La  Máma las sabe hacer.
                                                               La  Máma las sabe guisá.
Otros días cuando los aparejos aparejados y bien aviados vuelven al hogar, -¿al hogar?-, gritado a cubos llenos nuestras manos van, y la cajita de otros niños prendieron pajarillos, el festín de Trimalcio aparece y Fortunata, la más vieja del lugar, se los pone a prepará: El albur cosio se rellena de pajarillos y de huevos duros que nunca serán polluelos, luego estos se introduce en la carpa, que llevará tocino además, de la matanza; y esta se mete en el pavo qu´al  tio Raimundo, el borrico,  le dieron pa´navidad. Y Si hay castañas también. Y al puchero lento, hecho a cerillas.

Libertos felices en los días que Herodes mando matar a los niños con hambre.

-Oye vámonos de pesca- dice Ramón, el gitano yonki, con el pelo más bonito de la ciudad.
-Oye vámonos de pesca-, el sol en su pelo no se atreve a entrar. -Antes pasaremos por el mercado pa´unas doradas ajenciar. Sí, que nunca se sabe y el rio tal vez no trae ná-

Y canturrea albures: -tú no te apures mientras el rio traiga albures-

Ramón, el gitano Yonki, duerme bajo la carpa láctea de la urbe. Ramón, el gitano yonki, con el pelo más bonito de la ciudad, se mete un pico de adobo mágico. Ramón ahora tiene hambre -Me comería un árbol entero- . Ramón, el gitano yonki de la ciudad, al que el sol en su pelo no se atreva a entrar, echa un vistazo a la salivilla de las estrella. Y en su romancero pasea sin rumbo por la polis del imperio buscando el epitafio que el juerguista Habinnas le debe hacer habitar.