Una pregunta
Me ronda una pregunta sin respuesta.
Sobre todo porque está mal planteada.
Y una pregunta mal plantada no tiene respuestas, ni dará flores
Una vez oí alguien
que decía que todo problema tiene al menos una solución; lo que no tiene
solución no es un problema. Con este axioma la vida se ve en momentos de tensión
más relajada, ya que todo tiene solución y sino, deja de ser un problema.
Una pregunta no es un problema y una respuesta no es una
solución pero tal vez la comparativa en este caso sirva (de nada)
La pregunta es la siguiente
¿La industria de la alimentación sirve?
Surgen, a veces,
como fuegos de artíficos reflexiones sobre la alimentación actual en
occidente o sobre el África de hambrunas
que mal iluminan mi pobre cabesita falta de potasio.
He vivido desde que tengo uso de razón con los problemas de envenenamientos
masivos por parte de la industria de la alimentación. La colza, la cultura de
las E, el modo de hacer vivir a los animales y otras infamias. A mas problemas más
controles, mas se separa al hombre del alimento. La industria que crea los
problemas se convierte en la solucionadora. Ja!
(Por lo general) Nada más ver el aire nuestra boca, grita!. Y sin intermediarios se enchufa esta a
un pezón, y fluye el calostro, la leche negra
del alba. El agrio pezón deformado amamanta la vida, y si el hermoso musgo
negro fue origen de la vida, el solideo purpura es quien la sostiene.
Pero a partir de ahí el ser humano separa el alimento de la
boca. Además de separar al hombre de la tierra. Y destruir el territorio y sus paisajes. Es curioso, y triste, como poca
gente sabe identificar los vegetales en un mercado, o saber de varios tipos de
lechuga. Estamos separados de los alimentos en una cultura la nuestra en
occidente que tiene acceso todo el año (o da la despensa del norte o da la
despensa del sur) a todos los productos.
Y surge de nuevo la pregunta
¿La industria de la alimentación sirve?
Si vivimos en una sociedad obesa, llena de alergias e
intolerancias, si vivimos en una sociedad en la hay mil millones de hambrientos.
¿Sirve esta mercantilización de la alimentación?
Hemos de salir de esta espiral toxica diaria y tomar de
nuevo el contacto con la tierra, saborear el tacto arenoso de lo ocre. Rescatar
el pensamiento boca-pezón. Y dárnoslo. La
alimentación y la cultura gastronómica puede ser un arma de lucha
anticapitalista, Ya que el autoconsumo y la soberanía alimentaria te sacan del circuito
de la industria alimentaria, que mueve solo en España el 7.6 del PIB , por lo
que está lleno de intereses y todos alejados de ti. http://www.fiab.es/es/industria/industria.asp
Conocer los alimentos te da salud, sabiduría, saberlos
cultivar aun mas. Detener el tiempo (cronos) del capital y realizar-hacer tiempo
propio (kairos) es un arte; es revolucionario, la comida puede hacer eso.
Tal vez solo sea una revolución intima, pero por ahí empezaremos…
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